top of page
Buscar
  • Foto del escritorSergio Albarrán

MRS. HARDY


Ms. Hardy se levanta hacia las seis de la mañana a pesar de que su vida social es probable que no comience hasta las diez u once. El silencio, que parece más denso a esas horas, es su único acompañante. Toma su tacita de café con coñac en la pequeña mesa de madera de la cocina. La luz fluorescente tintinea y ella tuerce el gesto.


Ms. Hardy tiene uno de esos rostros antiguos donde cada arruga es el rastro de un acontecimiento vital. Las profundas corresponden al dolor y las finas son los momentos de felicidad; en este rostro escasean las finas. Viste un camisón blanco amarillento y una redecilla cubre su cabello. Sin duda Ms. Hardy preferiría ser asesinada cruelmente antes de que alguien la viera así. Se limpia el morro con un trapo varias veces usado ya; mira el reloj en la pared, son las seis y media. Se apoya en la mesa con las manos y coge impulso para levantarse. Friega la tacita de borde dorado con mucha delicadeza.


El baño es amplio, impoluto pero sobrecargado con falsa ostentosidad, si acaso algún resquicio de lo que un día pudo tener valor. Ms. Hardy, con una toalla de algodón humedecida, lava su cuerpo desnudo. Un tronco que cede ante la gravedad y se desparrama hacia el suelo, sostenido por unas piernas finas y débiles, temblorosas.

Son las siete y cuarto. Ms. Hardy, ahora con un batín satinado, recoge su dormitorio. Aún no ha dicho ni una palabra en voz alta aunque lleva una larga conversación en su mente, ¿y si se ha levantado muda?, para asegurarse, comienza a tararear una canción mientras termina de alisar las arrugas del edredón.


Se acerca a un armario, rebusca en un cajón y agarra un disco. El tocadiscos comienza a emitir una seductora canción de rock de los setenta; una sirena francesa desmelenada dispuesta a engatusar a cualquiera que entregue sus oídos. Ms. Hardy se sienta frente a su tocador, coronado por un gigantesco espejo rodeado de bombillas, como el camerino de una starlette. Comienza un proceso detallado en el que todos los instrumentos están dispuestos sobre el tocador. Una primera capa gruesa de maquillaje sobre el rostro; una profunda línea negra en el contorno de los ojos; un rímel que transforma sus débiles pestañas en espinas. Ante la finura de sus labios, un intenso pintalabios rojo que sobrepasa las fronteras de su boca con intención de emular unos labios más jugosos. Donde antes había un pelo apretado por la redecilla, ahora hay una inmensa melena rubia cardada.

La cantante sigue radiando su rebelde sensualidad mientras la mujer se enfunda un pantalón de cuero imposible de rellenar, una camisa falsamente desgarbada y una gabardina corta. En una cajita de nácar, las brillantes joyas. La aguja del tocadiscos se levanta; París, prepárate para recibir a Ms. Hardy.


Los Campos Elíseos son su hábitat natural. Después de su desayuno en una pintoresca terraza: café con coñac y un croissant en compañía de alguna de sus supervivientes amigas; es el momento de exhibirse, la calle es suya. Ya no es un oficio, ahora es una dama. Camina con estilo y seguridad aún con sus temblorosas piernas sobre los zapatos de plataforma. Mira escaparates, calle arriba, no le importa que algún turista la mire, incluso sonríe y se fotografía, calle abajo. Se encuentra con algún amigo, camina con él, recuerdan, pero ya no trabaja, eso está claro. Come en otra pintoresca terraza, algo ligero. No tiene ningún problema en entablar nuevas amistades, hablar de lo de ahora y de lo de antes. Vuelve calle arriba a mirar escaparates, algún día tal vez compra algo, calle abajo.


No es chic a la francesa, sin embargo Ms. Hardy tiene el encanto de una vieja rockera elegante sin perder la rebeldía, como la mujer que canta en el tocadiscos.

La tarde cae y es hora de volver a casa tras otro café con coñac. La mujer limpia su rostro en el tocador como quien cierra el telón tras la función. Es septiembre en París y pronto empezarán las lluvias y el frío, vuelve a torcer el gesto frente al espejo; tras el maquillaje, sus arrugas parecen más profundas.


10 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page